Estos buenos resultados sólo fueron superados en 2014, cuando ningún punto de medición registró una calidad mala o muy mala.
Las casuísticas típicas que afectan negativamente a la calidad acústica son principalmente el tráfico de vehículos a motor, las obras en la vía pública y la incidencia puntual de eventos multitudinarios al aire libre, o el caudal de los ríos.
Por otra parte, ciertos aspectos han contribuido a la mejora de los niveles acústicos, como el incremento de vehículos eléctricos. En este sentido, el Plan Engega, impulsado por el Gobierno, tiene una incidencia directa sobre la calidad acústica más allá de los beneficios que aporta a la calidad del aire.
Texto: Govern d’Andorra