El ministro de Finanzas y Portavoz, Eric Jover, y el secretario de Estado de Asuntos Financieros Internacionales, Marc Ballestà, han ofrecido este viernes una rueda de prensa sobre las conclusiones preliminares que el personal técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha emitido después de su visita in situ a Andorra a lo largo de la semana pasada. Este informe preliminar del artículo IV —que irá seguido de un informe final que se podría publicar antes del verano— se hace de forma periódica a todos los miembros del FMI y, para llevarlo a cabo, una delegación del organismo ha celebrado 32 reuniones con responsables de la Administración general, de parapúblicas, así como con el sector privado y financiero de Andorra.
Así, en cuanto a las perspectivas económicas —en la nota publicada ayer—, el Fondo Monetario Internacional pone de relieve que «la economía andorrana se está recuperando significativamente de la profunda recesión originada por la pandemia», destacando un «crecimiento positivo superior al esperado durante la segunda mitad del 2021», que supuso un crecimiento real de un 8,9 % del PIB, pese a la aparición de la variante ómicron. El informe preliminar también enfatiza que las condiciones del mercado laboral «mejoraron, con una de las tasas de paro más bajas de Europa». A la vez, en el documento se resalta que la inflación general, en un marco de elevados precios de la energía, se ha podido contener «más que en los países vecinos, gracias a los contratos a largo plazo con proveedores de energía extranjeros».
Es en este contexto que el FMI prevé que «el impulso al crecimiento se mantendrá firme durante el 2022, pero predominarán los riesgos de tendencia a la baja». Según las estimaciones, con una proyección de crecimiento del 4,5 %, «la actividad tendría que recuperar los niveles anteriores a la crisis durante la segunda mitad del 2022». Aun así, el organismo se refiere al conflicto bélico en Ucrania, la evolución de la pandemia y el aumento del precio de los productos básicos y sus repercusiones sobre la economía europea, si bien subraya la resiliencia de Andorra: «una importante almohada fiscal, un amplio superávit de la cuenta corriente, la acumulación reciente de reservas internacionales, bancos muy capitalizados y con liquidez, ayudarán en este entorno lleno de incertidumbres».
En materia fiscal, los técnicos del Fondo Monetario Internacional valoran positivamente «la capacidad fiscal disponible» de Andorra, así como «una estrategia activa de gestión de la deuda». Un hecho gracias al cual, añaden, «está previsto que la ratio de endeudamiento disminuya rápidamente hasta los niveles prepandémicos después del 2022, logrando el objetivo de la regla fiscal de un 40 % del PIB en el 2024».
Además, en el mismo texto se pone de manifiesto que el Gobierno de Andorra ha adoptado políticas financieras para «garantizar la resiliencia» a través, entre otros, de medidas para acumular reservas internacionales. «La asignación en el 2021 de los derechos especiales de giro del FMI incrementó las reservas internacionales en 96 millones de euros, hasta llegar aproximadamente al 5 % del PIB. Además, las autoridades asignaron 100 millones de euros de la deuda emitida en el 2021 a reservas internacionales», apuntan.
En relación con la diversificación económica, se reconoce la importancia del Programa de Transformación Digital como «progreso bienvenido en esta dirección». A la vez, se considera que las negociaciones para alcanzar un acuerdo de asociación con la Unión Europea «tienen el potencial de desbloquear beneficios considerables para la economía andorrana».
Finalmente, en las conclusiones preliminares se señala que desde que Andorra se incorporó al FMI, en octubre del 2020, las autoridades andorranas han hecho «grandes avances». A modo de ejemplo, se expone que las autoridades «han cubierto la falta de datos y han perfeccionado el marco de lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo mediante un seguimiento mejorado y más regular de los flujos transfronterizos».
Texto y foto: Govern d’Andorra