El Gobierno valora muy positivamente el cambio de perspectiva y entiende que nos sitúa en una buena posición para poder lograr un mejor rating en las próximas evaluaciones. La agencia de calificación internacional ha tenido en cuenta, para mejorar la perspectiva del rating de país, la capacidad de adaptación del sistema financiero tras la crisis BPA. Además, valoran positivamente los avances para alinear la regulación y el intercambio de información fiscal con las prácticas internacionales, así como la adopción de la normativa contable europea (IFRS).
En cuanto a la valoración de las finanzas públicas, la agencia tiene en cuenta la previsión de un buen cierre de las cuentas del Gobierno de 2016, el bajo déficit previsto en el presupuesto del 2017, el superávit previsto en los presupuestos de los comuns (ayuntamientos) y el fondo de reserva de la CASS. La agencia estima que el nivel de endeudamiento de Andorra se sitúa alrededor del 40% del producto interior bruto (PIB). En este sentido, Fitch prevé que en los próximos años irá disminuyendo gradualmente.
La mejora de la perspectiva hacia positiva indica, tal como apunta la agencia, que no se prevén acontecimientos que puedan ocasionar una bajada de la calificación del país. Apuntan que esta calificación está supeditada a que no haya un empeoramiento de las perspectivas económicas de crecimiento, ni un deterioro de la solvencia de los bancos. Una de las carencias señaladas por Fitch es el hecho de no disponer de un prestamista de última instancia (lender of last ressort), ya que éste permitiría disminuir los riesgos del sector bancario.